En Facebook, alguien comparte una página de pacientes transplantados y con insuficiencia renal y descubro que esa relación temor-deseo al transplante de quienes vivimos con insuficiencia renal, es una constante.
Encuentro un cuestionario que pide a quienes están en hemodiálisis o diálisis que contesten. Me aventuré a responderlo…
- ¿Cómo te sientes al saber que padeces esta enfermedad? Me siento en una encrucijada, luchando porque no me determine, pero acoplándome de la mejor manera posible a los cambios que implica.
- ¿Consideras que cambió tu forma de ver la vida al padecer esta enfermedad? Sí, ahora todo parece más claro y las prioridades son otras.
- ¿Cómo es este cambio en tu vida? He aprendido a escuchar a mi cuerpo y a concederle que sea él quien me dicte el ritmo de mi nueva vida. Sigo muy activa, pero sé que las sesiones de hemodiálisis no son postergables bajo ninguna circunstancia.
- ¿Qué miedos tienes referentes a tu enfermedad? Temo que mi cuerpo se deteriore, que la hemodiálisis lo desgaste y tener contratiempos por errores humanos.
- ¿Cómo los has afrontado? Leyendo y preguntando, creo que entre más conozca mi cuerpo y cómo actúa la insuficiencia renal y sus tratamientos más lista estaré para lo que viene.
- ¿Consideras que la relación con las personas que te rodean es la misma desde que padeces esta enfermedad? ¿Por qué? La relación con los otros ha sido de aprendizaje de ambos lados. Yo he tenido que entrenarme en eso de dejarme cuidar y los otros han entendido que tienen que respetar mis decisiones.
- ¿Cuál es tu mayor deseo en la vida? Vivir plenamente, ser feliz el mayor tiempo posible.
- ¿Qué vas a hacer para lograr cumplir ese deseo? Lo que hago cada día, escribir, nadar, bailar, centrarme en estar y disfrutar cada instante.
Después de contestarlo me doy cuenta que la insuficiencia me enfrenta a mis miedos primarios, pero que también es ese un motor que me impulsa, que me lleva a no desperdiciar el tiempo, que me ha regalado una visión distinta, nueva y más clara de mí y los míos.