Daniel Echegaray

Daniel Echegaray

¿Por qué a mí?

El 27 de octubre de 2017 recibí un llamado que estaba esperando hacía más de diez años y que cambio mi vida y la de mis seres queridos.

El 29 de noviembre de 2003 me hicieron la primera de muchas diálisis porque ya mis riñones no funcionaban y era la única solución para poder seguir viviendo. Casi 4 años antes me habían diagnosticado la enfermedad irreversible que indefectiblemente terminaría con ese tratamiento. Después de muchas consultas y buscar por todos los medios posibles, y resistirme, me encontré con que la única respuesta era empezar con la Diálisis.

Continuamente me preguntaba que había hecho para estar en esa situación o porque me había enfermado. El tiempo me enseño que esa pregunta no tiene respuesta y me di cuenta que tampoco importaba. Lo cierto que de un día para otro sentí que todo terminaba para mi proyecto de vida. Estaba casado hacia tres años con mi esposa cuando enferme y me diagnosticaron que perdería la función renal y aun no teníamos hijos. El panorama no parecía el mejor para tomar esa decisión. Pero fue la decisión que tomamos y obviamente la mejor que pudimos tomar.

Al principio tenía muchos prejuicios con la diálisis y la bronca me invadía cuando pensaba que era inevitable y seguía sin entender. Con ayuda de profesionales me di cuenta que oponerme solo me aislaba de los que yo más quería mi esposa e hija y comprendí que solo con mi cabeza yo podía combatir lo que mi cuerpo sufría y que lo que sentía podía ser controlado o minimizado. Así que decidí que tenía que ser fuerte para soportar por todos aquellos que me querían bien(familia y amigos) y disfrutar de todas las oportunidades que tenía para no simple subsistir. Yo podía elegir ante cada situación buscar que algo bueno tenía y así lo hice, a todo lo mire con humor. Cultive mis amistades, continúe con mi trabajo porque era el que me permitía sentirme útil. Comencé a ver que no podía ser ni sentirme víctima y siempre que pude trabaje para ayudar a otros en lo que pudiera.

Trate de vivir una vida “normal” y viajar fue una de las cosas que me dio la sensación de que todo lo podía. Mi esposa fue quien me apoyo en todo momento y juntos pudimos ver que había muchas cosas por las que la gente se quejaba aun teniendo salud y que eran insignificantes. Claro nosotros teníamos otra vara para medir las cosas. Pero por otra parte sabía que por más que yo intentara vivir una vida de esta forma, no podía dejar de lado que en diálisis no podría estar mucho tiempo porque sentía que cada vez me costaba más y a mi cuerpo le pesaba.

En el año 2007 comencé los trámites en el Hospital Italiano de Buenos Aires para poder ser trasplantado en el futuro y figurar como activo en la lista del Incucai. Fue otro tema que tuve que encarar con todas las fuerzas y paciencia ya que estuve en lista de espera más de diez años. En todo ese tiempo me “llamaron” solo tres veces para comunicarme que estaba en “operativo” de trasplante. Las tres veces pude llegar a Buenos Aires aunque por diferentes motivos en las dos primeras no se pudo hacer. La primera vez por un problema en la ablación, el órgano se perdió (es decir no fue para nadie). De la primera a la segunda hubo como cinco años por lo que ya había olvidado la ansiedad que el llamado producía. La segunda fue el 27 septiembre de 2017 que no me tocó porque estaba 6to en la lista, pero el trasplante fue exitoso y fue con una donante de Comodoro Rivadavia y el personal también de Comodoro efectuó el operativo con éxito.

El viernes 27 de octubre de 2017, siendo aproximadamente las 17 horas estaba todavía sentado el sillón de diálisis, cuando recibí un llamado que decía “privado”… mi corazón se aceleró de una forma extraña y estaba seguro que era “mi llamado” por razones que aún no puedo explicar. Al contestar era uno de los nefrólogos del Hospital Italiano que me comunicaba que estaba 2do en la lista para recibir el órgano y me preguntaba cómo estaba de salud y si podría viajar.

Al ser dos riñones solo dependía de mi estado de salud en ese momento para recibir el trasplante. Risa, alegría y lágrimas se alternaban. Le avise a mi esposa e hija, a mi padre y un amigo para que me ayudara con los tramites y en menos de dos horas estaba viajando a Buenos aires por Aerolíneas Argentinas que ese tarde tenía 3 vuelos lo que me aseguraba que llegaría a tiempo. En cuestión de horas todos mis amigos y familia sabían lo que estaba ocurriendo y estuvieron pendientes a toda hora.

Estando en Buenos Aires en el Hospital se hicieron los chequeos de rutina y pasamos la noche en vela esperando que todo siguiera su curso mientras me preparaban. Firme un consentimiento informado donde me dieron datos de la donante y mediante el cual aceptaba el órgano. Trabajaron Médicos de la Clínica del Valle de Comodoro, logística de INCUCAI y los del Hospital Italiano para que a las 11 de la mañana del 28 de octubre entrara en quirófano. El trasplante fue un éxito, duro 3 horas y desperté a las 18:30 horas aproximadamente. No podía creer lo que había pasado. Mi vida había cambiado nuevamente. Estuve acompañado por mi esposa hasta la media noche mientras dormitaba constantemente. Siendo como las 3 de la mañana me desperté solo en la tranquilidad del Hospital y con mí teléfono busque en noticias de Comodoro porque imaginé que de esa ciudad podía ser la donante y porque sabía que era donde mejor se estaban desarrollando las ablaciones en la Provincia.

En el diario “El Patagónico” encontré que decía: ” Exitoso operativo de traslado de órganos en Comodoro Rivadavia, y el Canal 9 de Comodoro brindaba más precisiones en un video donde decía que la familia de la donante había tomado la decisión de donar los órganos en tan difícil momento y que siete personas se verían beneficiadas. Sentí que todo tenía sentido y que un circulo se cerraba que todo lo vivido me había llevado a ese día y que me estuve preparando para recibir el trasplante. Deje de lado la pregunta de ¿por qué a mí? y agradecí que esta vez fue para mí. También decidí que al año escribiría estas palabras para agradecer a todos los involucrados, desde mis afectos (familia y amigos), a los médicos, enfermeros y personal de cardial que me cuidaron casi 14 años en diálisis, los médicos y personal que me cuidan ahora en el Hospital Italiano y a esa familia que hace un año hizo a un lado su dolor en el peor momento y dejó que hoy yo pueda vivir otra realidad seguramente con seis personas más.

A todos GRACIAS.